Aunque el cáncer de piel en los niños es poco frecuente y a menudo se presenta de forma diferente que en los adultos, el melanoma pediátrico y otras formas pueden desarrollarse. La detección precoz de estas afecciones puede contribuir a un tratamiento eficaz, por lo que se recomienda a los padres que vigilen cualquier cambio cutáneo inusual en sus hijos. Esta guía responde a preguntas como "¿Pueden los niños tener cáncer de piel?" y describe los tipos más frecuentes, los signos que hay que tener en cuenta, los pasos para el diagnóstico y los tratamientos disponibles.
¿Pueden los niños tener cáncer de piel?
Los niños pueden desarrollar cáncer de piel, aunque es menos frecuente que en los adultos. El melanoma pediátrico es el tipo más frecuente entre los niños. Según la Sociedad Americana del Cáncer, sólo representa alrededor del 1% de todos los casos de melanoma. A pesar de su rareza, los padres deben mantenerse alerta.
La piel de los niños es especialmente sensible a los rayos UV, lo que puede aumentar el riesgo de cáncer de piel más adelante. Protéjalos de una exposición excesiva al sol. Controlar regularmente la aparición de lunares nuevos o inusuales, o cambios en los ya existentes, puede conducir a detección precozlo que mejora considerablemente el éxito del tratamiento. Si observa algo inusual, consulte a un profesional sanitario.
¿Qué tipos de cáncer de piel afectan a los niños?
Hay varios tipos de cáncer de piel que pueden afectar a los niños, y los padres deben saber a cuáles deben prestar atención.
Melanoma
Aunque el melanoma es menos frecuente que otros cánceres de piel en adultos, es el tipo que afecta con más frecuencia a niños y adolescentes. Suele aparecer como un lunar nuevo o cambiante, que puede ser asimétrico, tener bordes irregulares o mostrar múltiples colores. Los niños con antecedentes familiares de melanoma, piel clara o una importante exposición al sol corren mayor riesgo. Las revisiones periódicas de la piel y la atención a los cambios en los lunares o manchas cutáneas pueden ayudar a identificar el melanoma en una fase temprana. Puede avanzar rápidamente sin una atención rápida.
Carcinoma de células basales
El carcinoma basocelular es poco frecuente en niños, pero puede desarrollarse, sobre todo en aquellos con afecciones genéticas como el síndrome del nevo basocelular. Suele tener el aspecto de un pequeño bulto brillante o de una llaga que no se cura. Aunque rara vez se extiende, el tratamiento precoz puede ayudar a prevenir daños locales.
Carcinoma de células escamosas
El carcinoma de células escamosas suele presentarse como un parche áspero y escamoso o un crecimiento verrugoso. Los niños con sistemas inmunitarios debilitados o muy expuestos al sol son más propensos. La detección del cáncer de piel en una fase inicial y el tratamiento oportuno ayudan a prevenir complicaciones posteriores.
Cómo diagnosticar el cáncer de piel infantil
Empiece por consultar a un dermatólogo especializado en casos pediátricos. Estos expertos saben identificar las afecciones cutáneas de los niños, que pueden diferir de las de los adultos.
Durante la consulta, el dermatólogo examina detenidamente la piel de su hijo en busca de lunares, lesiones o cambios inusuales que puedan sugerir la presencia de un cáncer. Si encuentra algo sospechoso, puede recomendar una biopsia. Se trata de tomar una pequeña muestra de piel para detectar células cancerosas al microscopio.
Pueden utilizarse pruebas de imagen como la dermatoscopia o la ecografía para obtener una visión más clara de las capas de la piel. Estos métodos no invasivos ayudan a evaluar la profundidad y extensión de cualquier sospecha de cáncer de piel.
Antes de la cita, anote cualquier cambio en la piel de su hijo, incluido el tiempo que lleva presente y cualquier síntoma como picor o sangrado, para ayudar a su dermatólogo a realizar un diagnóstico más preciso.
Tratamientos del cáncer de piel en niños
Cuando a un niño se le diagnostica un cáncer de piel, el tratamiento depende del tipo, el estadio y el estado general de salud. He aquí algunos tratamientos habituales:
- Cirugía: Suele ser la primera opción, sobre todo en cánceres localizados. Puede consistir en extirpar el cáncer y parte del tejido circundante. En casos complejos, la cirugía de Mohs se utiliza para extirpar capas de piel hasta que no quedan células cancerosas.
- Quimioterapia: Se utiliza cuando el cáncer se ha extendido o la cirugía no es suficiente. Los fármacos se dirigen a las células cancerosas y las destruyen.
- Radioterapia: Una opción cuando la cirugía no es factible, que utiliza rayos de alta energía para destruir las células cancerosas, generalmente para los casos más agresivos.
- Terapia dirigida e inmunoterapia: Tratamientos más novedosos que se centran en cambios genéticos específicos de las células cancerosas o refuerzan el sistema inmunitario para combatir el cáncer con mayor eficacia.
Los especialistas pediátricos trabajan juntos para encontrar el mejor enfoque, con el objetivo de tratar el cáncer minimizando los efectos secundarios. Los padres deben hablar abiertamente de los efectos secundarios y los resultados con el equipo sanitario. Realizar seguimientos periódicos para controlar los progresos y abordar las preocupaciones.
Programar una revisión de cáncer de piel
La detección precoz mediante revisiones periódicas mejora en gran medida el éxito del tratamiento, por lo que es una parte clave de la prevención del cáncer de piel. Si le preocupa la piel de su hijo, programe una revisión.
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