El melasma es una afección cutánea frecuente que se caracteriza por la aparición de manchas oscuras y descoloridas en la cara. Este problema cutáneo puede afectar a cualquier persona, pero es más frecuente en mujeres y en individuos con tonos de piel más oscuros.
Si cree que puede tener síntomas de melasma, conocer los diferentes tipos de melasma puede ser un primer paso útil hacia el tratamiento adecuado.
¿Cuáles son los distintos tipos de melasma?
Existen tres formas básicas de melasma, cada una de las cuales se adapta a un tratamiento específico.
Melasma epidérmico
El primer tipo de melasma es el melasma epidérmico. Esta forma de melasma afecta a la capa superior de la piel, conocida como epidermis. En el melasma epidérmico, los melanocitos (células productoras de pigmento) de la piel producen un exceso de melanina, formando manchas oscuras en la cara. El aumento de la pigmentación en este tipo de melasma suele ser de color marrón y relativamente uniforme.
El melasma epidérmico suele responder mejor al tratamiento, ya que la pigmentación está presente en la capa más externa de la piel. Las cremas tópicas, los peelings químicos y otros tratamientos superficiales pueden tratar y reducir eficazmente el aspecto del melasma epidérmico.
Melasma dérmico
El melasma dérmico, el segundo tipo, afecta a la capa más profunda de la piel, denominada dermis. En el melasma dérmico, el exceso de pigmentación está causado por la acumulación de melanófagos, que son células que absorben y almacenan melanina. Este tipo de melasma suele ser más persistente y difícil de tratar, ya que la pigmentación se localiza a mayor profundidad en la piel.
Las manchas de decoloración del melasma dérmico suelen ser de color gris azulado o marrón grisáceo. Dado que la pigmentación está incrustada en la dermis, los tratamientos del melasma dérmico suelen requerir enfoques más agresivos, como la terapia con láser o las micropuntas.
Melasma mixto
El melasma mixto es el tercer tipo de melasma y el más frecuente, y se caracteriza por una combinación de melasma epidérmico y dérmico. En este caso, la decoloración de la piel se debe a un exceso de producción de melanina tanto en la epidermis como en la dermis. Las manchas de melasma mixto pueden aparecer como una mezcla de tonos marrones, grises y gris azulados.
Debido a su doble naturaleza, el tratamiento del melasma mixto puede requerir una combinación de enfoques terapéuticos dirigidos a los componentes epidérmicos y dérmicos del trastorno. Esto puede incluir una combinación de tratamientos tópicos, exfoliaciones químicas y procedimientos más intensivos como la terapia con láser o las microagujas.
¿Qué causa el melasma?
Aunque las causas exactas del melasma facial no se conocen del todo, se han identificado varios factores como posibles desencadenantes. Entre ellos se incluyen:
- Fluctuaciones hormonales (como durante el embarazo o el uso de anticonceptivos orales): Esta afección es más frecuente en las mujeres, sobre todo durante el embarazo, cuando el aumento de los niveles de estrógeno, progesterona y hormona estimulante de los melanocitos (MSH) puede estimular la producción de melanina. Este tipo de melasma, conocido como cloasma o "máscara del embarazo", suele desaparecer tras el parto. Sin embargo, en algunas personas, la decoloración puede persistir.
- Exposición al sol: La exposición al sol es un factor importante en el desarrollo del melasma, ya que la radiación ultravioleta (UV) estimula a los melanocitos a producir más melanina. Incluso una breve exposición a la luz solar puede agravar la afección, por lo que la protección solar es un aspecto crucial de la prevención y el tratamiento del melasma.
- Predisposición genética: La genética desempeña un papel en la susceptibilidad al melasma, ya que los antecedentes familiares de esta enfermedad aumentan la probabilidad de desarrollarla.
- Ciertos medicamentos pueden causar fotosensibilidad y aumentar el riesgo de desarrollar melasma.
Cómo tratar el melasma
El tratamiento del melasma comienza con un diagnóstico adecuado por parte de un dermatólogo, que identificará el tipo de melasma y desarrollará un plan de tratamiento a medida. Los tratamientos del melasma suelen incluir cremas tópicas (como hidroquinona u otros agentes aclarantes), exfoliaciones químicas, microdermoabrasión, terapia con láser y microagujas. Es esencial combinar estos tratamientos con una protección solar diligente, ya que la exposición al sol puede empeorar los síntomas del melasma.
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